base existe una
m
ultitud de escalones o grados inter
m
edios de gente que no es tan rica co
m
o
la que tiene por enci
m
a ni tan pobre co
m
o la que tiene debajo
. E
l conjunto de todas las capas
tiene una estructura pirámidal
,
de hecho se la suele lla
m
ar así
: «
la pirámide social
». A m
edida
que se asciende por las diversas capas o franjas de la pirá
m
ide
,
la población que constituye cada
capa es
m
enos nu
m
erosa pero
m
ás rica que las que tiene debajo
. E
sta estructura le da consis-
tencia al conjunto de sectores de la población, es decir, mitiga el desequilibrio ecónomico
entre los dos extre
m
os del conjunto
. O
curre entonces que si los parias de los escalones más
bajos de la pirámide se rebelan, o intentan hacer una revolución, o simplemente emigrar a
otras zonas menos castigadas, se le enfrenta no sólo la población más rica, la cúspide de la
pirá
m
ide
,
sino ta
m
bién
m
ucho personal de las capas sociales que se encuentran en la zona media
de la pirá
m
ide
. M
uchas personas de esa
(
s
)
clase
(
s
) m
edia
(
s
)
estan prestas a defender el siste
m
a
,
aunque sea injusto
,
con tal de conservar el relativo bienestar que gozan en él
. P
or eje
m
plo
,
en
EE.UU. y bastantes países europeos, no poca gente de las capas
m
edias y bajas se opone a la
in
m
igración de personas
m
ás pobres
,
y gente que
,
en realidad
,
está siendo explotada
,
en vez de
luchar por la igualdad de todos los seres hu
m
anos
,
se posiciona a favor del siste
m
a de
explotación con tal de conservar su pequeña cota de elitis
m
o y de superioridad sobre otros
m
ás
desfavorecidos
. S
on precisa
m
ente esas capas
m
edio
-
bajas las que nutren las filas de los
m
ovi
m
ien
-
tos fascistas. Los do
m
inadores del siste
m
a recurren a tales
m
asas cuando se trata de afrontar
m
ovilizaciones contra el poder establecido.
El último factor que consideramos, es el del aparato idelógico del sistema, que conforma la
manera de pensar de la base pobre de la sociedad, es quizá el más efectivo para salva-
guardar los privilegios de la oligarquía. En condiciones de grave crisis social las masas
oprimidas pueden rebelarse contra los poderes político y judicial, e incluso afrontar el
desafío fascista si la conciencia revolucionaria alcanza a suficientes capas de la base social
piramidal. Para que esa conciencia revolucionaria no se extienda, la oligarquía dominante
mantiene un control sobre los medios de formación y difusión: es lo que se conoce como
aparato ideológico. Los recursos culturales del sistema se aplican a establecer y difundir lo
que la gente debe pensar, conocer e ignorar. Es claro que para el interés de las clases
capitalistas es preciso que la base popular de la población ignore todo lo que se refiere al
funcionamiento de la sociedad: que no sepa mucho de historia, menos aún de economía, y
que ignore total
m
ente el concepto de lucha de clases
. S
e trata de que la gente considere nor
m
al
el estado de cosas existente, el mercado y los rangos y jerarquías que genera, las diferencias
de clase, el que una clase gestione la producción en provecho propio, poniendo el precio
que quieren a la electridad, los carburantes, las medicinas… aunque se produzcan con
instalaciones, fábricas, centrales, laboratorios construidos con ayuda estatal. La gente que
asume eso como nor
m
al es por que está totalmente dominada por el aparato ideológico del
sistema. Muchos predicadores religiosos colaboran en esa tarea de “educación” del pueblo,
impartiendo una enseñanza religiosa que no cuestiona el sistema. El objetivo es que la masa
desinformada de la población permanezca en esa situación de eterna minoría de edad en lo
referente a la comprensión de la realidad social. Hay que aclarar que “ignorancia” en esa
materia no significa analfabetismo en el terreno cultural. Mucha gente con carreras univer-
sitarias, ingenierías técnicas, profesorado… está incluida en esa masa de la población a la
que se mantienen desinformada sobre la realidad social. Se trata de que la gente jamás lea
algo relacionado con el marxismo. Se denigra y desprestigia el conocimiento que aporta esa
ciencia social. En ese objetivo se encuadran las declaraciones, antes mencionadas, de los
políticos que nos venden la idea de que están desfasadas las consideraciones sobre las
diferencias entre ricos y pobres.